La proliferación de zonas verdes y paisajismo urbano acercan la Naturaleza a los espacios urbanos. Parques y jardines públicos y privados dan un respiro al ciudadano y ofrecen una alternativa al asfalto y al cemento creando puntos de encuentro y de esparcimiento. Y si además son jardines xerófilos, sostenibles medioambientalmente y económicamente mucho mejor.
El mantenimiento de un jardín tradicional no resulta precisamente barato. Siegas de césped, podas, recortes de setos, tratamientos agro-químicos y principalmente el riego hacen que sean poco sostenibles. Ya que solo el riego del césped se lleva el 70% del agua usada en el jardín y más teniendo en cuenta que mayoritariamente se usa agua potable de la red de abastecimiento. Últimamente se ven cada vez más jardines secos, es decir, combinación de áridos (cantos rodados, gravas, etc.) con suculentas o crasas dando un aspecto paisajismo desértico y recuerdan a los jardines Zen. Pues bien, esta es una de la modalidades de lo que se denominan jardines xerófilos, aunque el término xerófilo es mucho más amplio.